Reseña

El Castillo Azul, una magnífica creación diseñada y construida por los arquitectos Miguel y Antonio Camponovo, se alza majestuoso en la calle Libertador Simón Bolívar, entre las calles Francisco Burdet O’Connor y Junín. Este edificio, de estilo Art Nouveau, fue construido con materiales locales como adobes de barro, ladrillos de barro cocido, cal, piedra, madera rolliza y yeso. Con un retiro ocupado por áreas verdes, el Castillo Azul se eleva en tres niveles, dos de los cuales se destinan a actividades residenciales, mientras que el tercero alberga una terraza y torres con cubiertas en forma de cúpulas y pirámides. La fachada del Castillo Azul es verdaderamente singular, destacando por su forma y color. Presenta dos torres distintas: a la derecha, medios círculos conectados a un rectángulo central; a la izquierda, un bloque rectangular desplazado y vinculado a otro volumen que termina en ángulo, otorgando al castillo un aire de misterio y encanto. La fachada combina arcos de medio punto y ojivales, balconcillos, y un balcón que enfatiza la entrada, flanqueado por dos grandes columnas. Su color azul cielo y detalles ornamentales en blanco, como molduras y cornisas con canes vistos, le confieren un aspecto distintivo y encantador. Con aproximadamente 150 años de historia, el Castillo Azul fue mandado a construir por el comerciante Moisés Navajas Ichazo como casa de campo familiar. En 1962, fue vendido a la familia Rengel, quienes realizaron trabajos de restauración debido a su deterioro. Su diseño refleja la influencia del modernismo del siglo XIX, con un estilo marcado por su color azul y detalles decorativos en blanco. Sus torres y la combinación de estilos arquitectónicos le otorgan un aspecto único y fascinante, generando especulaciones sobre su historia y misterios que podría ocultar en su interior.