Dirección
Ruta hacia San Andrés
Información
El Lazareto de Tarija tuvo sus orígenes en 1853, concebido como un hospital para personas afectadas por la lepra. La construcción fue obra de los franciscanos de Tarija, liderados por el padre Leonardo Delfante y los neófitos chaqueños de la misión Chimeo. En aquellos tiempos, a los enfermos de lepra se los conocía como "lazarientos".
Después de los crudos inviernos, cuando los suministros escaseaban, los lazarientos que aún podrían caminar se dirigían al pueblo en busca de caridad. Marchaban en grupos, con vestimentas desgastadas, cabezas y rostros cubiertos, apenas dejando ver sus ojos y narices a través de orificios. Avanzaban agachados, tratando de evitar ser vistos, con las manos y los pies vendados. El andar resultaba agotador para algunos y dificultoso para otros, muchos se apoyaban entre sí. Hacían sonar una campanilla o flecha, y aquellos con voz débil y entrecortada cantaban: "se debe dar a quienes necesitan…". La población solidaria dejaba agua, alimentos y prendas en las puertas para que los lazarientos pudieran recogerlos.
Se cuenta que las aguas provenientes de la montaña de la reserva de Sama tenían propiedades curativas. Los enfermos de lepra solían bañarse en estas aguas milagrosas, las cuales aliviaban el ardor y el dolor de la enfermedad. Actualmente, creyentes se acercan al Lazareto en busca de contacto con estas aguas milagrosas, en búsqueda de alivio para sus dolores. Sin embargo, el Lazareto tuvo un triste final: se tomó la decisión de envenenar a los enfermos y posteriormente incendiar el hospital junto a ellos. Hoy en día, solo quedan las ruinas de ese lugar, junto al cementerio que alberga a todos aquellos lazarientos.
En la actualidad, el Lazareto es visitado por promesantes chunchos y cañeros durante las festividades en honor a San Roque. A lo largo del año, personas acuden para sumergirse en las aguas milagrosas, explorar las ruinas y honrar la memoria de los que allí vivieron. Las ruinas y el cementerio de Lazareto contienen la historia de aquellos que enfrentaron la lepra y su legado perdura en la actualidad.